miércoles, 6 de junio de 2012

Conclusión larga

Si hubiese sabido que mi vida tomaría los rumbos que tomó hasta el día de hoy, quedo satisfecho de lo vivido.
Sin embargo hay un espíritu de lucha que hoy persiste, sin hacer de la lucha un sollozo o un monólogo quejumbroso.
Todos mis errores hoy son preciados. Me satisface haber tomado el camino largo y recorrerlo en plena incertidumbre del hubiera sido. Me alegra los aciertos inalcanzables en paso del sueño y la satisfacción de un buen respiro, de esta brisa que me toca, de haber visto aquella nube en una carrera en la que no estuve inscrito, de ser soldado inerme y sin rostro en la batalla, del paisaje cuesta arriba y el camino recorrido hasta memorizar las piedras y los cambios en los árboles, de la victoria que no interesa a nadie, de todos los que trascienden, conocidos o no, de la mujer que amo y al mismo tiempo no asimilo, de estar vivo y estar consiente que algún día terminará mi tránsito.
Amo este instante.



lunes, 4 de junio de 2012

Bolero de Ravel

Un hermoso bolero, su autor Joseph Maurice Ravel (Ciboure, Labort, 7 de marzo de 1875 – París, 28 de diciembre de 1937), para el año de 1928 estrena su obra basada en el ritmo de bolero español. Esta obra tiene una repetición rítmica, pero marca algo interesante,  el contraste entre divisiones binarias y ternarias, simetría y antisimetría rítmica que suele denominarse en la música como síncopa, aunado a una gran riqueza tímbrica en la interpretación de la misma línea melódica por los distintos instrumentos de la orquesta. El maestro Ravel comentó en cierta ocasión:


 "Deseo vivamente que no haya ningún malentendido respecto al tema de esta obra. Representa una experiencia en una dirección muy especial y limitada, y no hay que pensar que la pieza busca conseguir otra cosa de la que se espera. Antes de la primera ejecución, hice aparecer un anuncio en el que se decía que yo había escrito una pieza que duraba 17 minutos y que consistía enteramente en un entretejido orquestal sin música —en un largo crescendo muy progresivo. No hay contraste y no hay prácticamente invención excepto en el modo de ejecución. Los temas son impersonales —melodías populares árabe-españolas típicas. Y (aunque se haya pretendido lo contrario) la escritura orquestal es simple y directa, sin ningún asomo de virtuosismo. […] Ésta puede ser la razón de que no haya un solo compositor al que no le guste el Boléro [su denominación en francés] —y desde su punto de vista tienen razón. He hecho exactamente lo que quería, y depende de los oyentes tomarlo o dejarlo." *

Sin embargo, el mismo Ravel, no se esperaba que su obra tuviese tanta apreciación por el público a lo largo del siglo XX.